sábado, 12 de noviembre de 2016

De la caverna al chalé.

Como ya sabéis, el pasado día 9 de noviembre participamos en las III Jornadas de Arqueología e Historia de la Costa Tropical, que desde hace unos años vienen celebrándose en la localidad de Almuñécar. Fue una grata satisfacción que los organizadores (Concejalía de Cultura y Educación del Ayto. de Almuñécar, SKS Arqueología y Patrimonio y la Mancomunidad de la Costa Tropical) se acordaran de nosotros para formar parte del cartel junto a otros compañeros arqueólogos e historiadores.

Y lo hicimos con la representación de nuestro compañero José María, quien realizó una ponencia mediante la cual desarrolló una somera visión geoarqueológica de la región del Bajo Guadalfeo desde la Prehistoria hasta la Edad Moderna, haciendo hincapié en la incidencia que las diferentes comunidades humanas han hecho sobre el entorno en el que se asentaron y en qué grado han contribuido a transformarlo.

Para la ocasión, y como viene siendo habitual en nuestras participaciones en este tipo de eventos, hemos contado con la crónica de Sara Flores Aneas, una joven periodista salobreñera espontanea, fresca, incisiva y directa en sus escritos, los cuales podéis leer de manera habitual en Motril Digital. A ello añadir la aportación fotográfica de Guillermina García-Consuegra Flores, quien se encargó del reportaje gráfico. Así, pues, agradecer a ambas su participación.
Y para finalizar, y como igualmente referimos en la ponencia, nuestro blog queda abierto a todo aquél y aquélla que quiera colaborar con sus trabajos, imágenes, fotografías, opiniones, sugerencias, etc. Para ello podéis contactarnos en patrimoniobajoguadalfeo@gmail.com



De la caverna al chalé.

Mientras medio mundo se acojonaba ante la elección del paleolítico Donald Trump  como nuevo presidente de Estados Unidos, Almuñécar se sumía placenteramente en este periodo histórico (cuyas características homínidas bien podían bosquejar un perfil Trumperiano), así como en las sucesivas etapas de la historia en las III Jornadas de Arqueología e Historia de la Costa Tropical que se han llevado a cabo los días 8, 9 y 10 de Noviembre. 


Estas jornadas contaron con la colaboración del arqueólogo José María García-Consuegra Flores, que intervino como representante de Patrimonio Bajo Guadalfeo y como miembro del grupo de investigación local S.E.L. (Salobreña Estudios Locales), ofreciendo una charla recogida bajo el título “La incidencia humana en el paisaje costero de la desembocadura del río Guadalfeo”.

Una visión “un tanto somera para un periodo muy extenso”, apuntaba el propio arqueólogo, dada la acotación temporal de estas intervenciones pero que sin duda ofreció una visión panorámica muy completa y sugerente sobre la ocupación y trasformación de este territorio por parte de las diferentes comunidades humanas que en él se han asentado a lo largo de los siglos, de cómo hemos evolucionado de la caverna al chalé, así grosso modo.


La evolución de la línea costera debido al proceso de colmatación, éste fue el punto de partida de esta charla en la que los asistentes pudieron observar, mediante la proyección de imágenes, cómo lo que en un principio era una espléndida bahía, fue transformándose en el delta que es hoy.



El paleolítico (sin noticias de Dios)”, de esta forma tituló José María uno de los apartados de su intervención, debido a que “las evidencias  arqueológicas y materiales con las que contamos son bastante escasas”, aseguró el arqueólogo. A pesar de ello los investigadores no descartan la presencia humana en la zona durante este periodo por sus condiciones geofísicas. “El hombre sería paleolítico pero no era tonto y esta zona ofrecía muchas posibilidades de obtención de recursos como, por ejemplo, áreas de marisqueo en el entorno del promontorio de Salobreña”, afirmaba el ponente.


José María no quiso dejar pasar la oportunidad para aclarar que una de las razones por las que se tiene poco material arqueológico de este periodo no es solamente por la dificultad de identificar los materiales si no se es profesional en la materia, dado el  carácter específico y fragmentario de las mismas, o por la trasformación del paisaje debido a que la subida del nivel del mar provocada por la última glaciación inundara parte del territorio entonces ocupado, sino porque "en gran medida esta región ha suscitado poco interés en la comunidad académica", si bien hizo hincapié en que esto ya ha empezado a cambiar, y son varios los investigadores locales que poco a poco comienzan a darle un poco de luz a este periodo de la historia tan desconocido.


El Tajo de los Vados, la Cueva del Capitán, La Cueva de las Campanas o  La Sima de los Intentos son algunas de las zonas donde se han podido hallar restos de asentamientos pertenecientes al periodo Neolítico “al ser ésta una etapa en la que los humanos comenzaron a sedentarizarse, incidiendo en el paisaje e iniciando de este modo su transformación”, el arqueólogo añadió que algunos de los materiales hallados en el promontorio de Salobreña (y que se encuentran en el museo de la localidad) que tradicionalmente se han atribuido a este periodo, “están descontextualizados, pudiendo adscribirse al periodo de la Edad del Cobre más que con el Neolítico”.

Muy a su pesar, y acompasando su charla al devenir del minutero, José María tuvo que pasar de puntillas por algunas de las etapas históricas en las que, por su expresión, le habría gustado detenerse con mayor profundidad, como la Edad del Cobre, en la que subrayó que el poblamiento pasa de ser disperso a ser empezar a concentrarse en determinados asentamientos; o la Edad del Bronce en la que apuntó al Monte Hacho y al Promontorio de Salobreña como los asentamientos capitales de la región “concretamente en el promontorio, como queda demostrado claramente por el material que se pudo recuperar y documentar en la ladera oeste, la cual sirvió de escombrera en las obras de restauración del castillo en los 60, así como restos constructivos de gran porte documentados en las recientes excavaciones realizadas en el mismo castillo, esta vez sí, con metodología y rigor arqueológico”.
  
La Edad del Hierro fue otra de las etapas en la que introdujo a los asistentes José María, “momento álgido de la colonia fenicia de Sks-Sex, actual Almuñécar”, continuaba el conferenciante sin dejar de lado la relevancia del promontorio de Salobreña en este periodo, dada su localización dentro del territorio del bajo Guadalfeo, ni tampoco al Monte Hacho, ambas áreas con “una clara potencialidad arqueológica y estrechamente vinculados uno y otro”, una interrelación e interacción que los investigadores aún no han podido esclarecer.

La constatación de un posible templo de época fenicio-púnica en el Peñón, con funciones protectoras para marineros y comerciantes, o una posible área de embarcadero en la zona del Portichuelo (curioso topónimo, ¿no?), un área de necrópolis con urnas cinerarias en la zona de las actuales calles Carmen y Cristo de la localidad de Salobreña, fueron otros de los aspectos mencionados por el arqueólogo respecto al oppidum íbero que ocupó el promontorio salobreñero en este periodo histórico.


Pasamos al periodo romano con el  pesar de dejar una época atrás de la que aún quedaba mucho por escuchar en el caso de los asistentes, y mucho por decir en el caso del conferenciante, pero con la apetencia de lo que de esta nueva etapa histórica tenía que contarnos. Un periodo en el que ya se constata un territorio completamente articulado y cuyos recursos son explotados de manera sistematizada con la presencia de villas caracterizadas por su sencillez estructural y por una marcada funcionalidad agropecuaria, que distaban considerablemente de las lujosas villas documentadas en la vecina Almuñécar, principal núcleo de población y única ciudad de la costa granadina. 

A ellas, añadir la existencia de alfares (figlinae) en la zona (rica en arcilla y recursos hídricos), fondeaderos, modestas factorías de salazón (ceatariae) y las diversas explotaciones mineras de las sierras vecinas. Todo ello no hace más que reflejar la importante e intensa actividad comercial en la zona en época imperial, encarada de un lado a dar salida a los productos del interior (principalmente aceite y vino) a través de los diversos fondeaderos de la región (Salobreña, Torrenueva), y a satisfacer las necesidades de las potentes factorías de salazón sexitanas. De ahí que el arqueólogo calificara la región del bajo Guadalfeo como “la trastienda del negocio sexitano”.


La Salobreña islámica hasta la llegada de los cristianos y el entorno del bajo Guadalfeo fue el último punto abarcado por este arqueólogo en su exposición. Un periodo atrayente por la cantidad de transformaciones acontecidas a todos los niveles. Fue esta Salawbinia una de las Mudun (ciudades, plural de Madina) destacadas del reino nazarí, cabecera de un territorio propio articulado a partir de una serie núcleos (alquerías) que, a su vez, contaban con una circunscripción propia con propiedades y recursos explotados y gestionados de manera autónoma y autárquica por su habitantes.


Refirió igualmente la relevancia de la presencia real para el desarrollo urbano de la ciudad y las múltiples intrigas palaciegas que tuvieron como escenario su alcázar-alcazaba; el intento fallido de reconquista por parte de Boabdil en 1490 y de cómo ello supuso el reforzamiento del control tanto de la alcazaba como de la población a manos de militares castellanos; para culminar con la repoblación del territorio por parte de nuevos pobladores cristianos debido a la gran emigración al norte de África de la población musulmana, así como el reparto de tierras y propiedades entre los principales protagonistas de la conquista.


José María finalizó su colaboración en estas III Jornadas de Arqueología e Historia de la Costa Tropical (JAHCT) agradeciendo y animando a las administraciones, tanto locales como comarcales, a invertir, promover y fomentar la investigación local y comarcal y la celebración con más asiduidad de actividades de este corte divulgativo y cultural, tan necesario para crear una sólida base en la que asiente la concienciación de la población con respecto al conocimiento, preservación y protección de su Patrimonio. Actividades, por otro lado, que nos ayudan a conocer mejor nuestro territorio, nuestra intrahistoria y, por ende, a una parte de nosotros mismos.

Selló su intervención con la proyección de una pintura que Delacroix realizó en uno de sus viajes, titulada “Frente a Salobreña y la costa de Almería”, un lienzo que sirvió de elemento retrospectivo sobre el tema principal de esta ponencia, la incidencia humana en el paisaje costero de la desembocadura del río Guadalfeo. Una incidencia humana ya remota pero con una contundente e inminente entrega a las puertas: Del chalé al hotel. Seamos optimistas. Siempre nos quedará  Delacroix.



Sara Flores Aneas.










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